Archive for septiembre, 2014

Conjeturas y cisnes negros

miércoles, septiembre 3rd, 2014

José Angel Bergua

En el sondeo posterior a las últimas elecciones europeas que realizó el CIS, 1 de cada 20 entrevistados que finalmente votaron PP y PSOE confesaron haberlo dudado. En el caso de IU lo hizo el doble. Además, un 26% de los votantes del PP y un 23% del PSOE ocultaron su elección al entrevistador. No se sabe si por miedo o porque se arrepintieron. Si suponemos lo segundo y añadimos las dudas, resulta que los dos grandes partidos, pueden estar atrapados en una nefasta “espiral de silencio” que, en el peor de los casos, podría hacerles perder hasta casi 1/3 de los votos que obtuvieron en las europeas y a IU cerca de 1/6. En cambio, por un efecto bandwagon (pasarse al carro vencedor), el voto a Podemos podría aumentar hasta un 8%. Tal es el porcentaje de entrevistados que no le votó pero confesó haberlo hecho.

Por otro lado, los datos del barómetro de Julio, también del CIS, cruzados con los de las elecciones generales anteriores, desvelan que 8 de cada 10 votos de Podemos le llegaron desde la izquierda y 2 desde la derecha (incluyo a UPyD). También mostraban que IU perdió 1 de cada 4 papeletas a favor de Podemos, aunque obtuvo la misma cantidad del PSOE. En el caso del partido que ahora lidera Pedro Sánchez, de cada 3 votos que perdió, 1 se le fue a la izquierda nacional, medio a la derecha nacional, otro medio a la derecha nacionalista y un cuarto a la izquierda nacionalista. O sea, que mientras por la izquierda perdía casi lo mismo que por la derecha, su perfil nacional dilapidaba el doble que el nacionalista. Esto implica que si en el primer frente tendrá que hacer malabarismos para no desangrarse, en el segundo le bastaría con subrayar el perfil nacional. El problema es que, de ese modo, perderá presencia en Cataluña, su imprescindible granero de votos. Ahí también podrá pescar Podemos pues no tiene problemas con el derecho a decidir.

La comparación del Barómetro de Julio y las Generales también muestra que el nuevo partido recibió votos del 10% que en el 2012 no fue a las urnas por no alcanzar la edad. Este porcentaje es idéntico al obtenido por el PP. Esto hace prever que en la disputa por los nuevos electores va a estar un gran partido, el PP, pero no quien en esto fue su inseparable pareja, el PSOE.

Finalmente, el último barómetro ofrece datos acerca de la parte del continuum izquierda/derecha en el que se ubican los electores. Los datos son contundentes. En general, hasta el 61,1% de los votantes están en la izquierda y en particular el 51,2% prefiere la parte menos extrema. Esto no es novedoso, pues históricamente el centro izquierda siempre ha estado muy nutrido, aunque teniendo sus picos (el 45% en 1989) y valles (el 30% en 1995). Lo relevante es que antes de la crisis, en el 2006, sólo agrupaba al 35,7% de los votantes. Este 30% de aumento del caladero convierte en inevitable el triunfo de los partidos de izquierda. Y por lo visto es improbable que el primero no sea Podemos. De hecho, en intención directa de voto sólo le supera el PP por apenas 0,9 puntos.

Sin embargo, como no ganará o, de hacerlo, no alcanzará la mayoría absoluta, será necesario que lidere un acuerdo. Esto es más fácil que ocurra tras las generales del 2016 que después de las autonómicas y municipales del 2015. La razón es que en este segundo caso Podemos no podrá contar con organización ni cuadros como para competir en condiciones. Además, los pactos posteriores variarán mucho según ciudades y autonomías. También lo dificultará esa reforma de la Ley Electoral que se propone perpetrar el PP para detener el tsunami. En las generales del 2016, en cambio, todo será más simple, pues se vota a un solo programa y casi exclusivamente a un cabeza de lista, en este caso, seguramente, Iglesias, una de las bazas de Podemos.

Es posible que el PSOE no acepte de muy buena gana el papel secundario al que está destinado e incluso que algunos líderes, la presión mediática y el propio PP boicoteen esa opción. Si tal cosa ocurre deberá resignarse a continuar descendiendo. Por lo tanto, todo va a depender de Podemos. En concreto, habrá de dar muestras de que, tal como promete, va a por un orden realmente nuevo. Si no es así, se habrá convertido en otro partido de los que sucumben a la lógica de la política según la conocemos. Muchas ideologías y revoluciones han tratado de torcerla pero nunca lo han logrado. ¿Lo hará Podemos? Por supuesto. Los cisnes también pueden ser negros.

La erótica del poder

miércoles, septiembre 3rd, 2014

José Angel Bergua

Tras la pérdida de credibilidad de las ideologías clásicas y la desafección de las gentes respecto a la democracia, esa fuerza orgásmica, que según Beatriz Preciado es el combustible del mundo actual, ha llegado para ocupar el primer plano de la alta política. Sin embargo, no con la voluptosidad y desmesura que exige sino, tal como suele ocurrir cuando la política trata con lo importante, de un modo blando y tímido. Incluso escondiéndose en los pliegues de discursos entre simples y desfasados que ya no explican nada ni convencen a nadie. No debe extrañar que, con tanta desfiguración, la aparición de la fuerza orgásmica sólo pueda adoptar la forma de un hilarante relato rosa. Síganme, por favor.

En 1998 Giddens escribió La tercera vía, un libro que intentaba salvar a la izquierda moderada ante la ofensiva neoliberal. Debían liderar aquel nuevo proyecto los demócratas de Estados Unidos y los laboristas del Reino Unido. ¿Alguien le hizo caso? En absoluto. La Historia siguió un curso bien distinto. Si a un lado del Atlántico lo más importante que ocurrió fue el affaire de Clinton con una de sus becarias, en la otra orilla el mosquetero de las Azores retozaba con la entonces todavía mujer del magnate Rupert Murdoch, la hermosa Wendi Deng. De este modo, los hechos venían a demostrar que la Política de las izquierdas light no tenía ya nada que ver con ninguna lucha de clases, menos aún con la hegemonía de Gramsci y en absoluto con la globalización, los nuevos movimientos sociales, las cuestiones natural, femenina, nacional, etc. La verdad de la alta política dejó de ser ideológica y se reveló sexual. En efecto, Clinton ha pasado a la historia por el affaire con su becaria, del mismo modo que el carismático Kennedy ya ha engrosado el panteón de los políticos ilustres, no por haber hecho algo especial (como no sea el intento de invasión de Cuba y la inacción respecto a Vietnam), sino por seducir a la mujer más deseada del planeta, Marlyn Monroe. En esta lista de play boys quizás deba entrar ya Obama, pues tras su flirteo con la atractiva Primera Ministra danesa ante la enfurecida mirada de Michelle, ha demostrado estar a la altura de sus predecesores.

Como es sabido, al socialismo francés nunca le gustó el tibio invento de Giddens y se propuso renovar de un modo más reconocible y contundente el programa de la socialdemocracia europea. Sin embargo, no apareció libro alguno que, como el de Giddens, glosara el propósito ni tampoco se anunció nada que ilusionara a los votantes. Esto quizás se debió a que eran más listos y estaban interesados en competir con la entente atlántica en los dominios de Afrodita, aunque de un modo también blando, por supuesto. Para ello, se postuló como candidato del socialismo francés a Domenique Strauss-Khan, cuyo mayor mérito no fue haber presidido el FMI ni tampoco haber escrito algo interesante, sino su rosario de amantes, si bien salpicado de denuncias de acoso sexual e incluso de la violación de una camarera, lo cual, finalmente, arruinó su carrera. Vino a sustituirlo François Hollande, por el que nadie hubiera apostado un euro, pero que ya parece haber superado con creces a sus aliados atlánticos. Primero dejó a su esposa y compañera de partido Segolene Royale por la periodista Valérie Trierweiler y después la cambió por la actriz Julie Gayet, que ahora parece haber decidido huir de tan iluminado escenario. Quizás de este modo el Presidente de Francia ha intentado superar el listón que ya Sarkozy había puesto muy alto conquistando a la deseadísima y popular Carla Bruni.

De todas formas, muy por encima de todos ellos está la pornopolítica de Silvio Berluscconi. Sin ocultarlo mucho se dedicó a organizar orgías en un apartado rincón de Cerdeña, convirtió a la consejera regional Nicole Minetti en captadora de muchachas y puso en su gabinete a una ex modelo que no llegó a Miss Italia por poco. Sus éxitos electorales dan a entender que Il Cavaliere descubrió una naturaleza de la política que está muy lejos de lo que pensó Maquiavelo cuatro siglos antes, también de las ilusiones liberales, igualmente de las sospechas marxistas y, por supuesto, de los delirios fascistas, nazis y populistas.

Sin embargo, ni siquiera Berluscconi está a la altura de la fuerza orgásmica a la que la política parece entregarse. En esta época, hay n sexos por los que circulan, con la fluidez que cada cual decida, miríadas de sexualidades que intensifican y diversifican el deseo utilizando artilugios y drogas que desbordan cualquier límite. Pero, tal y como ocurre respecto a tantos ámbitos, la alta política no está a la altura del mundo que aún le da cobijo. En este caso porque desperdicia las pocas gotas de fuerza orgásmica que le llegan. Es cierto que mantiene cierta capacidad de entretenimiento cuando la prensa juega con los enamoramientos y líos sexuales de los líderes. Sin embargo, esto ya no es en absoluto suficiente para continuar aguantándolos. Queremos más. Queremos todo.