Lo circular y lo cuadrado.

Cecilia Serrano Martínez

Durante los días 16 y 17 de mayo se realizaron en Zaragoza las II Jornadas Aragonesas de Sociología, con el objetivo de llevar a cabo diversos foros de debate y de reflexión. Esta segunda edición surgió por el interés de tratar de ver el panorama de la sociedad después del diluvio que produjo la crisis iniciada en el 2008. En las Jornadas anteriores aparecieron visiones agridulces de lo que estaba por llegar. Nos quedamos pensado que estábamos ante un cambio de época, el cual traería otros modos de pensar, ser y hacer que romperían los esquemas tradicionales de funcionamiento. Al parecer, ese cambio de época no se ha terminado de ver por parte del binomio Estado-Mercado, pero sí en las gentes. Ha habido dos tipos de cambios principales que merecen atención. Uno de ellos ha sido el de la (necesaria) adaptación a los efectos perniciosos de la crisis (desempleo, desalojos, etc.). El otro cambio ha sido el empoderamiento ciudadano, el cual se ha manifestado de diversas formas, desde la queja pública hasta la visión local de soluciones, así como, la ayuda mutua o la puesta en marcha de mecanismos alternativos al sistema económico actual (crowdfunding, microdonaciones, plataformas ciudadanas, etc.). Estos procesos muestran que se han producido transformaciones pero, como siempre, estas iniciativas proceden de las gentes o multitudes. Quizás esto sea porque las gentes son redondas y las instituciones cuadradas. El avance de lo circular es más rápido y ágil que el de lo cuadrado, pues este último choca con sus esquinas y se encuentra muy limitado.

Volviendo a las Jornadas, a lo largo de los diversos debates surgieron varias visiones que merecen ser atendidas y que se alejan de la concepción de cambio de época que ha primado en diversos discursos académicos. Más que de otra época estaríamos hablando de una nueva forma de vida y de la necesaria reconceptualización del paradigma socioeconómico en el que hemos estado instalados. El doctor en Sociología Juan Manuel Iranzo nos dijo que las encuestas de felicidad indican que el crecimiento no es necesario. ¿Podría ser el decrecimiento una alternativa? Las sociedades mal llamadas primitivas, nos muestran que es posible un modelo sostenible, tanto de relación con la naturaleza como de calidad de vida. El problema es pensar que solo es posible un modelo único, neoliberal y occidental. Se nos ha olvidado que somos seres híbridos y multi-identitarios, y es ahí dónde reside una de las potencialidades del cambio. Por ello, algunas de las conclusiones versaron sobre la necesidad de apertura a la hibridación y a lo trans (transnacional, transgénero, etc.), frente a los binomios que limitan la capacidad real de acción y cambio.

Finalizamos las Jornadas con las aportaciones de Fermín Bouza, catedrático de Sociología, el cual utilizó la metáfora del Arca de Noé como “envase” protector ante el diluvio. Se trataría de un arca en la que meter las ideas, valores y aquellas cosas más necesarias, que corren el riesgo de ser arrastradas por el diluvio de las finanzas y la globalización. Para que esto no ocurra, tendríamos que ser conscientes de la potencialidad que tiene la multitud y descubrirnos como individuos híbridos, frente a la concepción lineal, uni-identitaria y sesgada que ha primado en la visión de lo social. Para lograr que las ideas y valores no se los lleve el diluvio, las instituciones tendrían que tratar de limar sus esquinas y pasar de ser cuadradas a circulares. De este modo, sería más fácil que avanzasen al mismo ritmo de la ciudadanía.

 

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